Acuerdo YPF-Chevron: ¿entrega de soberanía?

Luego de una década con una fuerte recuperación económica y desarrollo de políticas sociales, el modelo Kirchnerista se enfrenta a una de sus principales debilidades: el energético. El acuerdo YPF-Chevron ha sido fuente de distintos análisis con claros sesgos políticos, impidiendo la respuesta a una pregunta esencial: ¿representa una pérdida de soberanía?

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La energía es fundamental en todo desarrollo económico: condiciona la calidad de vida y el progreso social. No es solamente un problema técnico de producción y consumo sino que responde a un planeamiento social, económico y político.

Argentina creó Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) en 1922, primera empresa petrolera estatal del mundo (excluyendo a la URSS), símbolo de un nacionalismo petrolero con la figura de Enrique Mosconi a su mando. La historia de YPF fue sujeta a la inestabilidad de los gobiernos y su administración ha sido caracterizada por los vaivenes y no por una política petrolera de largo-plazo.

Luego de una privatización total en 1999 por Repsol, la gestión deficitaria llevo a que la importación de hidrocarburos fuera creciendo, alcanzando un déficit histórico en la balanza comercial energética de 3.000 millones de dólares en el 2011. Las razones del déficit y de la caída de inversiones son varias y diversas, requiriendo un análisis diferenciado. La expropiación de YPF en abril 2012, respondió a la necesidad de lograr el autoabastecimiento energético como planteado en “YPF: estrategia de gestión 2013-2017.”Se buscaba emprender un nuevo camino.

A fines de incentivar inversiones en el sector energético, se creó mediante el decreto 929/2013 un nuevo Régimen de Promoción de Inversión para la Exploración de Hidrocarburos. Dicho régimen establece para compañías con proyectos de extracción de hidrocarburos por más de 1.000 millones de dólares durante un lapso de hasta 5 años. Una vez cumplida dichas inversiones, las compañías podrán exportar hasta el 20% de lo producido sin retenciones y girar los ingresos a sus casas matrices.

Dentro de este marco, se dio uno de los hitos más relevantes desde la expropiación de YPF: el acuerdo con Chevron Corp. Mucho se ha dicho respecto del acuerdo (el contenido del acuerdo aún se ha dado a conocer al público) y prevalecieron interpretaciones diversas sobre este suceso. La mayoría han sido acusaciones de una entrega de soberanía por parte de diversos sectores políticos y sociales. En base a los datos conocidos, vale hacer un simple análisis para contestar a dicha pregunta: ¿Hay una entrega de soberanía?

El convenio entre YPF y Chevron es por un área de 395 kilómetros cuadrados sobre los 20.000 que tiene Vaca Muerta (Provincia de Neuquén) para llevar a cabo explotación de hidrocarburos no convencionales (Ver nota “Fracking en Argentina: posibles riesgos ambientales”). El lapso para la explotación tendrá una extensión mínima de 25 años, prorrogables a 10 más de forma anticipada.

Existen aspectos positivos que hay que subrayar en este suceso: de acuerdo al organismo público norteamericano Energy Information Administration (EIA), la Argentina es el segundo país en el mundo con reservas de gas no convencional (shale gas) y el cuarto con existencias de petróleo no convencional (shale oil).

Es una gran ventaja comparativa que tiene la Argentina con estos recursos estratégicos e YPF busca aprovecharlo. Para aquello estableció un acuerdo con Chevron, una de las mayores empresas petroleras del mundo, quien tiene el “know-how” y tecnología para llevar a cabo la explotación eficientemente. Además de aquello, la inversión de la multinacional podría incentivar el ingreso de otros capitales para desarrollar mayor producción.

Frente a una expropiación muy desprestigiada por sectores externos, este acuerdo podría ser el principio de una reconstitución de la imagen de YPF ante Argentina y ante el mundo. Finalmente, visto los niveles de importación de gas y derivados del petróleo, las divisas hoy usadas para adquirirlos podrán ser usados para el desarrollo nacional. Considerando que el 86% de la energía primaria en Argentina proviene del gas y del petróleo, el acuerdo con Chevron tiene relevancia.

Sin embargo ¿Cuáles son los aspectos negativos del acuerdo YPF-Chevron?

En un primer aspecto, la práctica de extracción de hidrocarburos no convencionales tiene denuncias por parte de grupos ambientalistas. El método de “Fracking”, refiriéndose a la técnica de fracturación hidráulica para la extracción de gas no convencional. Esta técnica es implementada desde hace décadas en Estados Unidos, pero se vio acompañada por denuncias de ambientalistas: contaminación de aguas subterráneas y superficiales, contaminación ambiental, alteraciones del paisaje y del entorno.

En un segundo aspecto, Chevron tiene una reputación que lo precede: Texaco (hoy parte de Chevron) fue la directa responsable de una catástrofe ambiental en Ecuador. Se lo acusó de derramar más de 19 mil millones de galones de residuos y de petróleo, hasta su salida de ese país en 1992.

El convenio con Chevron obliga a que existan controles ambientales rigurosos. Argentina tiene grandes problemáticas en la implementación de leyes ambientales claves como la Ley de Bosques y la Ley de Glaciares debido a una ausencia de política de Estado en materia ambiental. No existe una estructura institucional coherente que permita controles eficientes.

Aspectos generales del acuerdo permiten concluir unas ideas: el acuerdo YPF-Chevron Corp. es bueno, visto que Argentina tiene grandes problemas con el sector energético y es necesario paliarlo. Otro aspecto es que el gobierno logró establecer un convenio dentro de un marco jurídico con muchas regulaciones, algo generalmente despreciado por las empresas multinacionales. Podríamos responder por un claro “No”, no existe una entrega de soberanía. Sin embargo, visto la problemática institucional en materia ambiental, el acuerdo YPF-Chevron podría ser contraproducente y suponer riesgos ambientales y conflictos. La ausencia de transparencia del acuerdo da también a reflexionar. ¿Hay algo que esconder?

 

Foto: Néstor Gallina. Licencia: CC BY 2.0

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