írboles sin Fronteras es una ONG dedicada a plantar especies nativas. Brindan charlas en escuelas y organizan talleres abiertos a la comunidad.
Los bosques son la base de muchos sistemas naturales que ayudan a conservar el suelo y el agua, previenen avalanchas, impiden la desertificación, protegen las zonas costeras y estabilizan las dunas de arena. En ellos se encuentra el 90% de las especies terrestres conocidas y son de gran importancia para las comunidades aledañas.
Es con esta información en mente y ante el avance continuo de la deforestación que surgió en el 2010 la Organización No Gubernamental írboles Sin Fronteras. Su objetivo: alcanzar los 100.000 árboles autóctonos plantados en Argentina y, gracias al trabajo de los voluntarios, poco a poco se acerca a lograrlo.
“Somos un grupo heterogéneo, con historias profesionales de dedicación a la salud, al desarrollo organizacional y al ambiente, y con participación voluntaria y profesional en diversas asociaciones civiles. Este trabajo es nuestro pequeño aporte para generar un gigantesco cambioâ€, sostiene Manuel Szawrc, director de la organización.
El trabajo de la ONG consiste en lograr acuerdos con otras organizaciones y municipios de todo el país para trabajar de manera conjunta en plantaciones de árboles nativos. Así, firmaron un convenio con la asociación Delta Natural para plantar hasta el 2016 10.000 árboles. Se generan espacios de colaboración y asistencia mutua para cumplir con los objetivos pautados.
“Queremos gestar un cambio de cultura en el que se genera conciencia y experiencia de que con la participación en el cuidado del medio ambiente pasamos a apropiarnos con sentido comunitario de los espacios que habitamos, cuidándolos y mejorándolos para el bien de todosâ€, opina Szwarc.
írboles Sin Fronteras organiza charlas y plantaciones en escuelas primarias, secundarias y jardines de infantes de la Ciudad de Buenos Aires y de la provincia. La idea es generar un vínculo a largo plazo con cada institución de manera que los chicos puedan cuidar los árboles con su asistencia.
Por otro lado, la ONG también lleva adelante talleres gratuitos abiertos a la comunidad. En su sede, una vez por semana se reúnen para enseñar a los interesados a cultivar plantas nativas, partiendo desde la semilla y dando toda la información necesaria. Pero también realizan actividades en la calle y una de las más solicitadas es el reconocimiento de plantas para conocer que especies hay en cada lugar.
“Uno de los problemas más grandes es que no hay casi plantas nativas a disposición para ser plantadas. Se calcula que solamente hay 8.000, algunas grandes y otras chicas. Nos piden que llevemos a numerosos lugares pero cuesta mucho poder encontrarlas. Directamente no se están generandoâ€, explica Szwarc.
Los voluntarios son el apoyo principal de la organización, ya que todavía no cuenta con un equipo de profesionales conformado. Más de 200 personas se acercan todas las semanas para dar una mano en lo que se necesite. El número de interesados crece continuamente y ya hay más de 50 esperando a ser entrevistados.