Análisis del acuerdo climático y la agenda post París

“El hecho de tener un acuerdo, por más que tenga sus debilidades, es sin duda el aspecto más positivo de la cumbre del clima de París”, aseguró Soledad Aguilar, abogada especialista en derecho internacional y negociaciones multilaterales sobre medio ambiente.

Matías Asún y Soledad Aguilar. Webinario de Claves21.com.ar
Matías Asún y Soledad Aguilar.

Por su parte, Matías Asún, psicólogo especializado en desarrollo territorial a escala humana y director nacional de Greenpeace Chile, destacó: “La sociedad civil va a tener un rol gravitante en la revisión y el monitoreo de este acuerdo”.

Aguilar y Asún fueron reunidos por Claves21 en un webinario con el objetivo de analizar el acuerdo internacional al que se llegó en la Conferencia de Naciones sobre el Cambio Climático -COP21-, que tuvo lugar en París a principios de diciembre. Asimismo, se consultó a estos dos expertos acerca de la agenda climática para los próximos 5 años, de cara a 2020, año en que se espera que el acuerdo de París entre en vigencia.

Para Matías Asún, “es un avance que desde el punto de vista del financiamiento se haya reconocido la responsabilidad histórica de los países más ricos en el cambio climático”.

“Lo que se acordó es un tratado que complementa a la Convención Marco sobre Cambio Climático y reemplazará al Protocolo de Kyoto en 2020. ¿Incluye responsabilidades nacionales de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero? No. Los países presentan sus compromisos de reducción voluntariamente, pero esos compromisos no son parte del tratado. Fue uno de los principales puntos de disputa en la búsqueda de un acuerdo en París”, explicó Aguilar.

¿A qué estarán obligados los países?

1- Contribuciones nacionales. “Se obligan a presentar sus propuestas voluntarias de reducción de emisiones (INDC, por sus siglas en inglés); se comprometen a reportar regularmente los progresos en el logro de esa contribución que, de nuevo, es voluntaria. También acuerdan que van a evaluar el progreso individual y colectivo de manera conjunta, así que habrá algún proceso de revisión de esas contribuciones voluntarias, aunque no hay sanciones si alguien no cumple lo que se propuso reducir”, precisó la académica.

“Los países se obligan a rever sus contribuciones cada 5 años y a ampliar la ambición de reducción. No pueden reducir su contribución ni sacar sectores ya reportados. Va a haber un registro público de contribuciones nacionales y una revisión por parte de expertos

2- Límite del aumento de la temperatura global y cero emisiones netas. Soledad Aguilar también destacó que el acuerdo estipula “una meta global legalmente vinculante: mantener el aumento de la temperatura global bien por debajo de los 2 grados (respecto de la temperatura global antes de la Revolución Industrial) y alcanzar lo antes posible un pico de emisiones para lograr cero emisiones netas para la segunda mitad de este siglo, es decir que se absorba lo mismo que se emite”.

“No está muy definido cómo se va a lograr mantener el aumento de la temperatura por debajo de los dos grados”.

Sobre las cero emisiones netas, Aguilar consideró que eso significa que habrá “algún componente de comercio de emisiones, porque algunos países están absorbiendo emisiones con sus bosques, mientras que otros están emitiendo y de alguna manera eso se compensará”.

Sobre el límite de aumento de la temperatura global, consideró que “no está muy definido cómo se va a lograr mantener el aumento de la temperatura por debajo de los dos grados”.

Deberá ser ratificado en 2016

Al ser un tratado legalmente vinculante, se requiere la ratificación de 55 países que representen el 55 por ciento de las emisiones de dióxido de carbono mundiales. Se espera que el acuerdo se firme entre marzo y abril. Por el momento queda abierta una pregunta: ¿los grandes emisores lo ratificarán?

Puntos dudosos

– Brecha de emisiones a 2020. Para Soledad Aguilar, un punto de duda tiene que ver con la referencia que hace el acuerdo a “la necesidad de reducir emisiones globales de 55 a 40 gigatoneladas para 2020, sin aclarar cómo se relaciona con el objetivo de tener cero emisiones netas para la segunda mitad del siglo y sin aclarar a qué concentración de gases en la atmósfera corresponderían”. “Es un párrafo que quedó escrito de manera poco clara”, consideró.

– Flujos financieros. Otro punto que para Aguilar deja lugar a dudas es el que se refiere a la necesidad de que los flujos financieros sean consistentes con un camino de desarrollo bajo en emisiones y resiliente al clima. “No está claro si eso incluye a los flujos que financian combustibles fósiles, como los fondos del Banco Mundial a proyectos de desarrollo de combustibles fósiles. Si se refiere sólo al financiamiento climático, ese punto sería irrelevante”, subrayó.

“Como el acuerdo no establece sanciones, es difícil que sea cumplido y que sea ambicioso”.

Lo más flojo del acuerdo

Soledad Aguilar planteó que hay varios aspectos que empobrecen el acuerdo alcanzado en la COP21, como por ejemplo:

– De difícil cumplimiento. “Como el acuerdo no establece sanciones, es difícil que sea cumplido y que sea ambicioso”.

– Contabilidad versus realidad. “Como cada país contabiliza sus propias promesas, ¿qué pasa cuando se suman todos los progresos informados por los países y eso no se observa en la atmósfera?. Hay un mecanismo, pero no es punitivo”, explicó.

– Combustibles fósiles. “No hay referencias al precio del petróleo, que tiene gran incidencia sobre la posibilidad de desarrollar las energías renovables, ni habla de reducir subsidios a los combustibles fósiles. Al mismo tiempo, los países dicen que van a reducir las emisiones pero no están atacando de ninguna manera al sector más representativo que es el de la producción de energía”.

– Transporte internacional. “El acuerdo no abarca a los sectores marítimo y de la aviación comercial internacional”.

La agenda post París

Para Matías Asún, a partir de este acuerdo, “los gobiernos deben revisar sus objetivos de corto plazo vinculados al desarrollo sustentable a nivel local y detener el financiamiento de combustibles fósiles. Para mantener el aumento de la temperatura debajo de los 2 grados centígrados supone que el pico de emisiones debe ocurrir en menos de una década”.

“Los pueblos de América Latina tenemos un rol importante en la preservación de los activos ambientales”.

Asimismo, el experto consideró que “es crítico para América Latina lograr mayores compromisos para adaptación y proteger a los glaciares como reservas de agua dulce”, eso supone, para Asún, “poner en debate los modelos actuales de desarrollo”.

“Los pueblos de América Latina tenemos un rol importante en la preservación de los activos ambientales. Tenemos que elegir qué queremos: glaciares o carbón”, manifestó.

El rol de la sociedad civil

Para Matías Asún, “la sociedad civil jugó un rol importante en el logro del acuerdo. Destacó que “el acuerdo se logró en el marco de una movilización social gigantesca, como nunca se vio. Se realizó la movilización más grande de la historia y vimos a una ciudad como Nueva York teñirse de la discusión climática”-

“La demanda es clara: que se dejen los combustibles fósiles en el suelo y que un mundo con 100 por ciento de energías renovables se imponga para 2050 y eso significa el fin de la era de las energías fósiles”, subrayó.

En ese sentido, Asún adelantó que el trabajo de Greenpeace “va a estar en el fomento de las energías renovables de bajo impacto”.

 

Más información: descargar el “Acuerdo de París” de la COP21 en español.

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