La biomasa, alternativa para cumplir con los compromisos climáticos de Argentina

la «biomasa», un tipo de energía que proviene de materia prima de origen biológico como desechos forestales y/o agrícolas.

A partir la ley de energías renovables, Argentina inició una etapa de fomento de la generación de energía eléctrica a partir de fuentes limpias como una alternativa al combustible fósil. El Gobierno Nacional asumió el compromiso de alcanzar un 20% de la oferta eléctrica de fuentes renovables para el año 2025. Hoy esa cifra llega a 1,2%, pero ya hay contratos que prometen escalar al 8% este año y a 12% en 2019 gracias a las licitaciones de proyectos financiados por el Programa RenovAr, el principal instrumento de promoción de energías limpias.

Foto: Gentileza írea de Extensión Forestal del CIEFAP (Centro de Investigación y Extensión Forestal Andino Patagónico).
Foto: Gentileza Área de Extensión Forestal del CIEFAP (Centro de Investigación y Extensión Forestal Andino Patagónico).

El programa de fomento del gobierno argentino está despertando mucho interés de todos los actores nacionales e internacionales. La inversión en energías renovables en el país aumentó nueve veces en 2017, comparado con el año anterior, hasta alcanzar los U$S1.800 millones, según estimó el último reporte de la organización global REN21.

Al observar las últimas licitaciones de Renovar, las tecnologías renovables privilegiadas fueron la eólica y solar. Sin embargo, una de las fuentes que está cobrando cada vez mayor atención es la “biomasa”, un tipo de energía que proviene de materia prima de origen biológico como desechos forestales y/o agrícolas. El año pasado, empresas españolas anunciaron inversiones por $us. 300 millones para construir 10 plantas de biomasa en Argentina en los próximos cuatro años, esto indica el gran interés que está recibiendo la biomasa como alternativa.

La utilización moderna de la biomasa presenta ciertas virtudes adicionales a otras fuentes energéticas, sobre todo para las regiones más australes de la Argentina donde hay una gran dependencia de los combustibles fósiles.

El caso de la Patagonia es un ejemplo clave. Para esta región la biomasa forestal promete ser una alternativa para resolver las grandes dificultades de calefacción en zonas con desabastecimiento energético y con inviernos que se recrudecen cada año. El mes pasado las temperaturas en Chubut alcanzaron los 21 grados bajo cero, un récord de la última década, generando que muchos lagos y hasta el mismo río Chubut se congelara por completo. Muchos hogares se quedaron sin leña en esta provincia y la dependencia de la distribución de garrafas de gas licuado dejó aislados a muchos municipios.

El caso de Chubut

En Chubut están buscando alternativas de calefacción que resuelvan los problemas de las poblaciones vulnerables. En los últimos años se han multiplicado las iniciativas relacionadas a aprovechar el potencial de la biomasa proveniente del residuo forestal. El último ejemplo se dio el pasado 17 de agosto, con la firma de un convenio entre el Gobierno de Chubut y el Centro de Investigación y Extensión Forestal Andino Patagónico (CIEFAP) para promover el uso de la biomasa con fines de calefacción sostenible.

La idea detrás de este convenio es aprovechar el financiamiento destinado para el “Plan Calor” del Ministerio de Familia y Desarrollo Social de la provincia de Chubut para apoyar innovaciones en energías alternativas. El Plan Calor entrega anualmente subsidios para la población vulnerable que se destinan a la compra de garrafas de gas o leña para calefacción. El convenio entre CIEFAP y el gobierno provincial busca reemplazar las garrafas de gas por biomasa que se genera aprovechando los desechos forestales.

“Lo que invierte el Plan Calor para subsidiar la calefacción de las poblaciones vulnerables es una inversión muy grande que hace el Estado provincial todos los años y que se puede aprovechar para apoyar emprendimientos que aporten biomasa sostenible en lugar de invertir en productos menos eficientes y más contaminantes como el gas o la leña virgen,” destacó Dana Cardozo, directora de la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Provincia de Chubut, en una entrevista para Claves 21.

“La intención es aprovechar la biomasa disponible en los residuos de la poda y raleo en la provincia para producir pellets o briquetas de estos residuos. Queremos que estas aproximadamente 9600 familias que reciben los subsidios del Plan Calor tengan acceso a este tipo de biomasa al tiempo que dejamos de tener restos de poda que corren riesgo de incendio,” agregó.

De los residuos de la poda se pueden generar tres subproductos. Por un lado, las briquetas y los pellets que se forman al compactar los restos de la poda y los desechos de los aserraderos. Las briquetas son bloques sólidos con forma de ladrillo o cilindro.

Los pellets tienen una forma más pequeña, similar al alimento balanceado de las mascotas pero se producen de la misma manera, prensando los residuos de madera. Los chips, en cambio, son más rústicos y fáciles de obtener, porque son astillas de la madera que no llevan ningún proceso de molienda y compactado.

El aprovechamiento de los residuos forestales tiene el potencial de solucionar varias problemáticas en la provincia de Chubut, además de la calefacción. Sobre todo, permite aprovechar los residuos forestales, que hoy se desperdicia en un 70%, y reducir los riesgos de incendios y la propagación de plagas.

Asimismo, producir biomasa en Chubut permitiría reducir los costos de logística que hoy se invierten al importar el 90% de los pellets de la provincia de Misiones, principal productor del país de biomasa forestal.

“Nuestro proyecto quiere generar escala en los emprendedores y pymes de la provincia y así dejar de comprarle pellets a Misiones y lograr la autosuficiencia de esta fuente energética”, agrega Cardozo.

Biomasa para grandes y pequeños

La biomasa para la generación de energía térmica (calefacción) tiene dos usos o formas de aplicación posible. El primero es el uso a gran escala o para uso institucional de grandes establecimientos. La provincia de Chubut inició este año un proyecto piloto de biomasa a gran escala para instalaciones de más de 600 metros cuadrados.

El CIEFAP a través del Plan Estratégico de Biomasa Forestal instaló el mes pasado en la Planta de Tratamiento de Residuos Sólidos Urbanos (GIRSU) de Esquel una Caldera a chips de biomasa comprada en Austria, la primera en Argentina capaz de calefaccionar grandes instalaciones.

“La caldera de 50 watts es ideal para instituciones grandes. Primero conectamos un edificio de 300 metros cuadrados y tres pisos de alto que solía calefaccionarse con gas licuado. Logramos con esta caldera de biomasa una calefacción a un costo 30% más bajo”, afirmó José Daniel Lencinas, director del CIEFAP, para Claves 21.

“La instalación de la muestra itinerante inició en Bariloche y luego se mudó a Esquel donde la caldera se utiliza para calentar un predio de 250 metros cuadrados con loza radiante. La instalamos en el GIRSU porque queríamos aprovechar el residuo de poda que genera un impacto ambiental muy grande en la localidad”, agregó.

Lencinas cree que es posible crear un mercado para las calderas producidas en Chubut y que en los próximos diez años aumentará la demanda de esta tecnología. Pero indica que para ello es necesario crear una demanda de mercado que impulse las inversiones. La muestra itinerante que se instaló en Esquel estará allí cuatro meses y tiene como objetivo generar apropiación tecnológica por parte de la comunidad y los tomadores de decisión e impulsar la demanda de calderas.

“La gente está acostumbrada en otras partes del país a abrir la llave y que salga el gas. Con estas estufas es lo mismo, se llena el silo, se pulsa un botón y listo ya tenés calefacción. El objetivo es que la comunidad vea que esta caldera funciona y que quiera replicarla en otras instituciones”, indicó Agustín Capitanich, ingeniero mecánico especializado en la producción de estufas de biomasa.

Capitanich comenzó este año a trabajar en el CEFIAP como coordinador del nuevo laboratorio de pruebas en biomasa y de la planta piloto de pellets con especies locales. Está encargado de la investigación que busca identificar distintos tipos de materiales para producir biomasa, que no sean sólo chips de madera.

“Los pellets son una tecnología más avanzada y permiten el uso domiciliario. Hoy estamos haciendo pruebas con estufas producidas en la provincia en dos unidades familiares en la zona de Corcovado”, agrega Capitanich.

El segundo uso de la biomasa es a nivel domiciliario y a pequeña escala. En este punto el mayor desafío es mejorar los dispositivos de combustión dado que las estufas utilizadas en la actualidad, como por ejemplo las salamandras, tienen muy bajo rendimiento (30%).

La tecnología que se quiere desarrollar puede llegar a rendimientos de un 82%, lo que significa una mayor eficiencia en la quema de combustible para calefacción. “Estas adaptaciones tecnológicas son claves si se quiere aprovechar la biomasa para responder a las necesidades de calefacción de la provincia”, indica Lencinas.

La Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de Chubut está apoyando, por su parte, emprendedores y pymes que alcancen innovaciones para adaptar las estufas domiciliarias. En la entrevista con Claves21, Dana Cardozo, directora de esta entidad, indicó que uno de esos proyectos está llevando adelante pruebas piloto de equipos adaptados por emprendedores en 10 hogares destinatarios del Plan Calor.

Se espera que la información que arrojen estas pruebas demuestre la factibilidad de los pellets como sustituto de la leña y garrafas que son provistas por el Plan Calor y además permitan estudiar el cambio que se necesita para usar pellets.

Mientras avanzan en estos proyectos, la Secretaría busca impulsar un proyecto de ley para priorizar el reemplazo la biomasa como política de gobierno. “Nuestro objetivo es que a través de una ley se establezca la biomasa como prioridad provincial y se impulse el desarrollo de emprendimientos locales”, sostiene Dana Cardozo.

Para Cardozo todavía existe una gran necesidad de contar con marcos regulatorios que den impulso los proyectos locales ya que los programas grandes como RenovAr dejarían fuera a los emprendedores.

“RenovAr está diseñado para empresas grandes con proyectos energéticos consolidados. Los proyectos que apoyamos desde la Secretaría de Innovación son de pymes que no tienen esa escala pero son muy importantes porque son quienes comprenden de cerca las problemáticas y necesidades de las poblaciones locales. Son ellos los que pueden crear un tipo de biomasa que respondan a los intereses de las comunidades vulnerables”, indica.

Si bien la promoción de energías renovables en Argentina avanza, en la práctica las provincias están demandando instrumentos adaptados a sus necesidades. En Chubut se está gestando un movimiento de actores que trabajan para identificar a través de la ciencia y la tecnología las alternativas más sostenibles para satisfacer las demandas energéticas de la provincia. Se están llevando adelante pruebas piloto a distintas escalas y se abre un enorme potencial para la transición a una economía baja en carbono.

La Asociación Forestal Argentina (AFoA) asegura que la energía de biomasa forestal podría sextuplicarse en Argentina lo que se volvería una alternativa interesante para cumplir con los compromisos de lograr un 20% de energía limpia en el país. Aunque queda mucho por recorrer ya que hoy la contribución de la biomasa sólo alcanza el 0,11% de la matriz de energía eléctrica de Argentina.

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